domingo, 10 de julio de 2011

Psicoanálisis: El Banquete: La metáfora del amor

Material surgido del trabajo de lectura en grupo del Seminario de La Transferencia, de Jacques Lacan.


El punto de partida es el amor en tanto problema, es decir en la medida que se avance sobre él, va a permitir entender que sucede en la transferencia, dado que se ambos términos confunden , no hay que perder de vista que el amor es causa de la transferencia.
Dado que estamos en el campo del psicoanálisis, es necesario dejar claro lo específico de lo inconsciente, es decir “lo que no se sabe”, que algo no se sepa, que no lo sepa aquel que consulta implica todo el peso de lo inconsciente. El acento según Lacan cae sobre el “no sabe”. En “Subversión del sujeto”, mediante el ejemplo del esclavo y el mensaje que porta, se puede apreciar bien esta concepción de lo inconsciente – es un texto de la misma época del seminario-.
Lo que está en juego y se descubrirá al final de un análisis es una falta, se parte de no saber para llegar a una falta. En este recorrido lo que se va a desplegar es el texto del Otro inconsciente.
Entonces retomando y articulando estos elementos: tenemos la figura o el lugar del erastés. Este es el amante, es decir aquel a quien algo le falta, pero no sabe, a cerca de lo que le falta. Este punto de nesciencia para el sujeto nos da el norte, no se sabe respecto de esa falta. El erómenos, es el amado. Es quien tiene algo, pero tampoco sabe. No sabe lo que tiene, está en juego entonces toda la dimensión de lo inconsciente.
Ahora bien, para nada coinciden lo que a una le falta con lo que el otro tiene. La clave no está en que se produzca una coincidencia. De hecho lo que le falta a uno no está contenido en el otro, dice Lacan que basta con amar para estar atrapado en esa hiancia. No es necesaria ninguna coincidencia entre lo que uno tiene y al otro le falta para el amor.
El amor en tanto significante, posibilita que se de una sustitución, una metáfora. Esto es cuando el erastés sustituye al erómenos, cuando cambian de lugar y de función, esa es entonces la metáfora.

Fedro

El discurso de Fedro es una versión religiosa del amor, el amor es un gran dios.
Una de las cuestiones será poder aclarar si el amor es un dios o no, hacia el final se sabrá que no lo es.
Respecto del amor como un gran dios, como una revelación de lo real, Sócrates hace una maniobra pasa de la doxa a la epistéme, indica que se abra la pregunta, ir al porqué. En otras palabras llevar a la articulación significante, a las razones.
Aquello que los dioses, encuentran sublime –leemos en el seminario-, es que el amado se comporte como el amante, que cambien de lugar. Anteriormente veíamos la sustitución, la metáfora como clave. Erastés en el lugar de erómenos. El ejemplo es Aquiles y Patroclo, Aquiles muere siguiendo en la muerte a Patroclo, el sacrificio de aquel que estaba en posición de amado. La significación del amor, se produce justo allí, donde el amado se comporta como el amante. Lacan señala que es un espejismo creer que el fuerte es el activo, en el caso que Aquiles por ser más fuerte que Patroclo no sería el amado. Lacan insiste en atender a este punto.

A modo de síntesis: Siguiendo el hilo del texto se trata de esclarecer el problema del amor para poder pensar la transferencia. Desde la perspectiva de Fedro, pensar al amor como un dios, una revelación de lo real, no alcanza para aboradar el problema.
De hecho Lacan, acentúa el cuestionamiento de Sócrates. Esto es, situar al amor en la dimensión significante y no como algo divino. Al hacer entrar las razones y la articulación significante, es posible tratar el problema del amor y de la transferencia. En tanto significante se trata de una metáfora de una sustitución de lugares. Se tiene que producir una significación, la del amor, que se da en la articulación con la falta. Recordemos que ni amante ni amado saben que les falta, y no hay adecuación entre ambos términos, solo con amar el asunto se pone en marcha. Dice Lacan en la introducción de este seminario, que el analizante va a desplegar su cuestión solo como amante. Por último amor y transferencia entonces suponen al significante y a lo inconsciente, para poder ser tratados en toda su dimensión.